top of page

LOS ABUELOS DEBERÍAN SER ETERNOS

Hola a tod@s y bienvenid@s al post más triste desde que empecé mi blog... Sabéis (y creo que lo he transmitido bien) que soy una persona súper positiva, siempre tengo una sonrisa en la cara e intento buscar el lado bueno a todo... Pero esta vez la situación me supera :( Por cada palabra escrita hay una lágrima cayendo por mi cara...


El pasado sábado 23 de Septiembre tuve que decirle adiós a mi abuela (en adelante, mi yaya) para siempre... Sin pensarlo dos veces, el viernes en cuanto me dijeron que la cosa no pintaba bien, mi novio y yo cogimos el coche dirección Barcelona... Esas 5 horas y media se me hicieron eternas... Pero doy gracias a la vida, a Dios, a quien sea, por haberme dado la oportunidad de llegar a tiempo para poder verla despierta y despedirme. En mi mente siempre tendré grabada tu cara de felicidad al verme y saber que estaba allí para "celebrar" juntas mi cumpleaños...


Menudo cumpleaños... Te fuiste en la víspera de mi cumpleaños minutos después de haberte dado por última vez mil besos y decirte mil "te quiero". ¿Quién nos iba a decir que en ese día, hace 24 años, estarías tan feliz y nerviosa por la llegada al mundo de tu nieta pequeña y, 24 años después, te irías para siempre? Y el día 24 de Septiembre, mi cumpleaños... Hace 24 años llorabas tu y todos de alegría por mi llegada al mundo, y esta vez lloraba yo por tu partida...


Y, aunque este año fue un cumpleaños amargo, soplé las velas con más fuerza que nunca. Las soplé por ti y por mi. Las soplé con lágrimas en los ojos, pero te prometo que los próximos lo haré con una gran sonrisa como la tuya. Y como siempre estarás a nuestro lado, mi tarta de cumpleaños iba dedicada a ti, con la foto de mi último cumpleaños juntas el año pasado.

Ya había sufrido la muerte de un ser querido antes, como el caso de mi mejor amiga de la infancia, y pensaba que sería lo más duro del mundo... Pero la pérdida de un abuelo lo supera... Es tantísimo el dolor... Que solo de pensar que me quedan 3 más por delante... uff...


Durante el día trato de ser fuerte, pero es llegar la noche y apagar la luz, tumbada en la cama, y ponerme a llorar. No me puedo creer que ya no vayas a estar nunca más, va a ser difícil hacerme a la idea de no volver a verte nunca más cada vez que vuelva a Barcelona... No te preocupes yaya si me ves llorar, no estoy enfadada por haberte ido en mi cumpleaños... todo lo contrario. Estoy feliz de pensar en el maravilloso momento que habrás vivido cuando te reencontraste con el yayo, con tu hija Lola, tus hermanos y, sobretodo, tus padres que tan poquito tiempo los pudiste disfrutar. (Me gustaría creer que hay una vida después de la muerte, donde todos nos volvamos a reencontrar. ¿Vosotros qué pensáis?) No podemos ser tan egoístas de disfrutarte siempre... mereces pasar ahora tiempo con todos los ángeles que te han acompañado tanto tiempo.


Ahora mi ángel eres tu... Mi estrella... Sé que siempre me vas acompañar y proteger. Y por si hubiera duda alguna, quise que no solo brillaras en el cielo sino también en mi piel. Así que mi querida Sole (ver post de "Mi primer tatuaje") puso tu estrellita en mi piel.

Pasó algo muy curioso con el tatuaje. Para hacerlos, siempre se pone una pegatina y al levantarla, queda el dibujo como una calcamonía. Sole la pegaba y al levantarla, la estrella quedaba todo el rato torcida, estirada. Después de varios intentos, me pregunta si mi yaya le gustaba bromear, ¡vaya si le gustaba!. Y ahí estaba ya haciendo de las suyas. De repente, Sole coge el papel con el dibujo de la estrella y dice: "Señora Ana, déjeme hacerle este tatuaje tan bonito a su nieta". Lo pego y, al levantarlo... ¡¡la estrella perfecta!!


Es injusto que los abuelos disfruten de ver nacer a sus nietos y los vean crecer, mientras que nosotros tenemos que ver cómo envejecen y poco a poco su luz se va apagando hasta que mueren... ¡¡¡LOS ABUELOS DEBERÍAN SER ETERNOS!!! Mi único consuelo es pensar que los abuelos nunca mueren, simplemente se hacen invisibles, pero siempre seguirán estando ahí, a nuestro lado.


Y es que, como es en mi caso, los abuelos que han criado a sus nietos, dejan huella en el corazón. Han agarrado nuestras pequeñas manitas mientras nos enseñaban a dar nuestros primeros pasos, nos han consentían todo, nos echaban siempre una buena cucharada más de nuestra comida favorita, nos contaban mil historias acerca de su juventud, nos daban dinero a escondidas (como si de droga se tratase, jeje). Nos han querido, cuidado y mimado en algunos casos incluso más que a sus propios hijos. Los nietos somos la bendición de los abuelos que les recargan las pilas.


Pero llega un día que los papeles se dan la vuelta y somos nosotros los que tenemos que cuidarles a ellos. Y para mi no es una obligación ni mucho menos un deber. Me sale del alma, de lo más profundo del corazón, cuidarles, ayudarles, entretenerles y hacer todo lo que esté en mis manos por hacerles felices y hacer más fáciles los años de vida que les queden. Es mi manera de darles las gracias por todo lo que han hecho por nosotros.


Y tu, yayita mía, me has dado muchísimo y me has querido como a nadie. Es por eso que nunca tendré vida suficiente para agradecerte tanto amor y cariño. Y aunque estos días me veas llorar desde allí arriba, quiero decirte que no te preocupes. No estamos bien porque has dejado un vacío muy grande, pero tenemos que aprender a vivir sin ti y, sobretodo, a vivir de los maravillosos recuerdos que nos has dejado, que son muchos.


¿Quién me rascará la espalda mientras me cantan "a mi niña le pica la espalda y su yaya le rasca muy bien"? ¿Quién le hará tartas de galleta a mi hermano en sus cumpleaños? ¿Quién cocinará "bombas" para ciento y la madre? ¿A quién echaremos la bronca por roncar mientras vemos la tele, para luego despertarse diciendo "si no me he dormido"? ¿A quién le diré que su novio es Bustamante?

Te fuiste para siempre, yaya... Mi gran pilar y el de toda mi familia. Esa familia que tanto querías y te querían... Qué triste va a ser la próxima reunión familiar de los Moreno sin ti... ¡la reina de los Moreno! Quién nos iba a decir que sería tu última reunión... ¡pero lo pasaste tan bien! Pero allí donde estés, estarás con todos nosotros, porque así lo quisimos.

Aunque tu partida me sirvió para para darme cuenta que por mucho que algunos compartamos sangre, no significa que seamos familia... por eso, y tal como dijo una buena amiga mía, tu eras lo único que me unía con ciertas personas y, en el momento en que te fuiste, en el mismo hospital me hice una transfusión de sangre para no tener nada en común. Pero también sirvió para darme cuenta de aquellos que, sin ser familia, realmente lo son. Y a todos esos es a quien quiero darles las gracias por todo vuestro apoyo en estos días, por todo el cariño recibido y que le disteis a mi yaya en vida. Quien no se lo haya dado en vida... ¡PUERTA!.


Pero ¿sabéis una cosa? Estoy feliz y duermo tranquila por las noches, con la conciencia tranquila... porque te fuiste y sé que tanto mis padres, como mi hermano y yo, dimos todo lo que estaba en nuestras manos y más por verte sonreír cada día. Por estar ahí, a tu lado, hasta el último de tus suspiros. Y no tengo duda de lo mucho que nos querías a mi hermano y a mi, solo tuve que ir estos días a tu casa y ver las fotos guardadas. Dejando de lado las de tu infancia y la de mi madre y tíos, casi todas eran de mi hermano y mías. ¡¡Hasta la etiqueta del cava del día de mi Comunión tenías guardado!! Y a mi padre también... Contigo se ha portado mejor que un hijo y por eso para ti, más que un yerno, era otro hijo más. Y mi madre... ¡tu niña! Nunca te ha dejado sola y ha sacrificado muchas cosas por estar a tu lado siempre, pero lo ha hecho sin pensarlo dos veces y orgullosa de ello. Solo había que ver lo tranquilita que estabas siempre con nosotros para ver el cariño que nos tenías. Un cariño totalmente correspondido, por eso nos va a costar tanto superarlo.


Siempre te vamos a tener muy presente, yaya, SIEMPRE. Y sé que parecerá una tontería, pero poco después de decirte el último adiós en el cementerio, se creó una esquela online en la web Remémori donde se pueden escribir condolencias y encender velas. Y lo creáis o no, pero me gusta pensar que te llega todo lo que allí ponemos.


Te quiero muchísimo yaya, no lo olvides nunca. Siempre, siempre, SIEMPRE te voy a tener presente en todo y te voy a tener en mi recuerdo. Sé mi estrellita y brilla bien fuerte cada noche desde allí arriba, cuídame y protégeme como siempre lo has hecho. Disfruta con los tuyos allí arriba... por aquí abajo te echaré muchísimo de menos hasta el último latido de mi corazón, hasta que por fin volvamos a reencontrarnos.

TE QUIERE, TU NIETA SARA❤

SEARCH BY TAGS
No hay tags aún.
ANTERIORES POSTS
ARCHIVE

SUSCRIBETE

¡Y no te pierdas ninguna actualización!

Email

bottom of page