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WELCOME TO THE 90's

Oh mama, welcome to the 90's Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh Go mama, go, go, go!

¡Hola cariñetes míos! ¡Vamos que ya tenemos aquí el fin de semana! La verdad es que me pilláis por los pelos... Esta semana no iba a publicar ninguna entrada. Sí que es verdad que tener un blog es ser constante, pero no significa subir siempre algo todas las semanas, un compromiso. No me gustaría acostumbraros a un post por semana... Sí que es un compromiso publicar cosas, pero no me gusta publicar por publicar, publicar por "obligación", sino que mi modus operandi era y me gustaría que siguiera siendo: publicar mis experiencias cuando las viva. Es decir, si esta semana vivo algo especial, a la siguiente muy probablemente lo publique. Si que es verdad que tengo siempre un listado bajo el brazo para no "quedarme nunca en blanco", y también es verdad que algunas entradas irán encadenadas y vendrán solas una tras otra. Pero bueno, no me enrollo... Lo que quería deciros es que igual que estas semanas he ido publicando semana tras semana, puede que haya otras que no publique nada (sobretodo cuando me vaya de vacas o empiece de nuevo la uni), pero no os preocupéis por ello, que volveré pronto con cositas interesantes :)


La entrada de hoy es muy especial para mi, y lo será para muchiiiiiisimas personas porque... ¡¡Volvemos a los 90!! Si queréis saber mi inspiración para hacer este blog (con sorpresa incluida), tendréis que leer hasta el final ;) Entonces... ¿preparad@s para viajar en el tiempo?


Para quien no lo sepa, nací en el año 1993 y tengo un hermano que lo hizo tres años antes, en 1990. Sé que todo el mundo dice que su infancia siempre ha sido mejor que las futuras infancias, de hecho soy la primera que está empezando a perder la fe en la humanidad viendo a tantísimos niñ@s hoy en día, con 5 años, que saben manejar el móvil mejor que yo; niñ@s de 13 que quedan para hablar entre ell@s por el móvil (teniéndose a 2cm) o viendo series inapropiadas para su edad... Así que a todos esos jovenzuelos y jovenzuelas: agarraos porque os voy a demostrar la mejor infancia del mundo. Y al resto... me propongo poneros nostálgic@s y me acompañéis.


Lo primerísimo que se me viene a la cabeza de mi infancia sin duda son los veranos. Exprimirlos al máximo yéndote al pueblo con los abuelos o tíos (en mi caso, con mi yaya) el mismo día que acaban las clases, y volviendo un día antes de empezar el nuevo curso. Mi hermano y yo nos íbamos al mejor pueblecito de Andalucía (con perdón del resto de pueblos y ciudades... Andalucía es toda preciosa, recordad que llevo sangre andaluza por mis venas), la Estación de Espeluy, en Jaén. Atiborrarse a helados en la hora de la siesta, montar tus películas dentro de trenes de mercancías abandonados en la estación, subir en el tren de la bruja y el coche de papá en la feria, bañarte en el patio de casa, hacer hogueras o cabañas de cartón (con sus ventiladores y todo), hacer el aperitivo a las 14h de la tarde, pasarte el 'Kingdom Hearts' o el 'Crash Bandicoot', taparte con una toalla por la noche, ver la serie RBD, robar higos (o "limpiar los corrales"), el olor a aceitunas, las Primeras Olimpiadas de la 51, sentirte mayor yéndote a cenar solo con tus amig@s al 'Chino', la tarta de galletas el día del cumpleaños de mi hermano, ver pasar el Talgo de la 1 de la madrugada, el Aqualiva.... y después el de las 2, adivinar la temperatura de la calle solo con el cantar de las chicharras a las 16h o correr tras el camión de los helados mientras cantas "mama cómprame un helao", pasear hasta "la Virgen del cubata", o por el "Camino de los Romanos", o bañarte en los canales... Allí eras libre de hacer lo que te diera la real gana, sin tus padres... porque, admitámoslo, los abuelos están para consentirte todo ;) Aunque la noche que llegaban mis padres, corríamos a su encuentro. Y todo lo bueno acababa cuando encendías la tele y escuchabas la cancioncita "Volver a empezaaaaaaaaaaaaaar otra vez. Volver a estrenaaaaaaaaaarr zapatos y liiiibros"... Sé que es un pueblo pequeño con apenas una calle (ojo, que ya tiene la segunda) y puede que os parezca aburrido un pueblo así... pero siempre estoy deseando volver y, cuando lo hago, siempre es por la calle principal y con el coche a 5 por hora.

Barriada de la 51 viviendas

Mi padre siempre recordará esa noche...

También estaban los veranos en Aldea del Obispo (Salamanca), aunque estos fueron pocos ya que apenas conocíamos allí a amigos. Pero allí pasamos nuestras noches de "Grand Prix" o del "Qué apostamos", el gustirrinín que te entraba por el estómago con los saltos que daba el coche al llegar, nuestros paseos a Portugal a por leche (y ver como la ordeñaban delante nuestro), la Misina (aunque Biri-Bop siempre será el mejor forever), ir a recoger moras y ponerte hasta las trancas, ¡¡mi columpio!!, ver las vacas pasar a las 17h de la tarde, pasear subida en burro, afrontar el miedo a la oscuridad corriendo de noche por el corral, ir a por agua al caño o a por pastas a casa de Virtudes. Era puro contacto con la naturaleza, otro rollo totalmente distinto a Andalucía, pero que me encanta. Y ahora que vivo en Madrid a 3 horitas, adoro ir más a menudo. Me sigo emocionando cuando llegamos al alto de San Pedro desde donde se empieza a ver el pueblo desde el coche.

Mi famoso columpio

Con la mejor abuela del mundo


La mayoría de cumpleaños se celebraban el el 'Dabadú', que estaba en el centro comercial Baricentro y ¡era una pasada! Había una ballena enorme y si querías llegar al parque de bolas, tenías que entrar por su boca. Sigo sin saber cómo cabía tanto dentro de ese globo...

Las familias de la clase de mi hermano y las de mi clase, siempre hemos sido como una gran familia... Todos nos apuntamos a baloncesto de extraescolar y aunque siempre perdíamos (en mi carrera como baloncestista, solo metí 1 canasta... ¡¡y encima de tiros libres!!) hacíamos excursiones muy divertidas. Las chicas también nos apuntamos a baile en el colegio, con nuestra querida Maribel. Todo esto previo bocata de nuestra madre de pan con una onza de chocolate, o mantequilla y azúcar, o Bollycao... Pero no el Bollycao de ahora... El de antes estaba mucho más rico, y encima venía con un cromo que los coleccionábamos, igual que los tazos de Pokemon (que aún seguimos teniéndolos mi hermano y yo). O le pedías 5 'duros' y te comprabas media tienda de chuches.

Adrenalina era ir a clase con un 'Tamagochi' y rezar por que no pitara pidiendo comida. Y felicidad era cuando te dejaban llevar tu mejor regalo de las Navidades a clase... ¡¡y juntabas a dos Furbys y se ponían a charlar como verdaderas marujas!! Mi hermano y yo seguimos conservando el nuestro, y es exactamente igual que este:

Además de los tazos y el 'Tamagochi', teníamos los 'Gogos', el 'Flubber' que se tiraba pedos, el barco pirata de Playmobil, la Barbie veterinaria, la Bea que anda y gatea, el 'Quién es quién', el Twingo, el peluche de Curro o de Espinete... ¿Y quién no tenía en casa una alfombra con carreteras para conducir cochecitos? Las horas de recreo las pasábamos construyendo y manteniendo un río... con su presa y todo... El parque era nuestro. Y cuando digo nuestro, digo de... ¡EL PATO! El que fuera de mi barrio y no formara parte de "El Pato", no tuvo infancia. Nos juntábamos los mismos de siempre cada sábado e hicimos "el club del patinete", haciendo el gamberro a escondidas por el polideportivo de la Mar Bella.


Antes del cole, nos levantábamos mazo de temprano y nos poníamos a ver 'Doraemon' mientras desayunábamos un "Baticao" o Petit Suises de 2 en 2. Ahora eso no se me ocurre ni loca, me levanto con el tiempo justo y ya desayunaré en la oficina o en clase si eso... También veíamos 'Art Attack' y, admitamoslo, a día de hoy a todos nos siguen saliendo churros como casas. Pero si lo que queríamos ver es una película, esta tenía que ser en VHS y tenías que ir a alquilarla a un videoclub. Nuestras preferidas siempre han sido y serán las de Disney. Nos gustaba ver 'Digimon' a mediodía, los 'Rugrats'... ¡Y los 'Moomin'! (en serio, eran unos dibujos franceses que he visto un par de veces de pequeña pero muymuymuy pequeña y tenía un ligero recuerdo sobre ello, nadie lo veía ni sabía de qué hablaba. Y un día ya de mayor vi cómics y todo y lloré).

Y luego llegaron los libros de Harry Potter, y empezó una locura digna de manicomio, jeje. Y los carnavales, que eran de lo más originales... No como ahora, que todo es plumas y carnes...

¿Cuántas veces habrá cambiado esa Plaza Nicaragüa?


Y las Navidades no eran Navidades si el abuelo no cantaba rascando con una cuchara en la botella de anís... Y sin Ramonchu dando las campanadas con su capa.


Aunque no parábamos de bailar a ritmo de Xuxa, a mi ME ENCANTABAN las 'Spice Girls' y su Wannabe... Aunque la única manera de escucharlas fuera con un cassette.

Luego llegó el primer ordenador a casa y el Internet y, además de quedarnos sordos cada vez que queríamos llamar por teléfono y usar Internet a la vez, pude verlas también en vídeos. Y jugar a ser científicos con la Encarta. Siguiendo con las nuevas tecnologías, poco después llegó el primer móvil a casa. Si discutías con alguien y querías cargártelo o dejarlo en coma, solo tenías que tirarle a la cabeza al famoso Nokia 3310. Y quedaba intacto para poder jugar horas y horas al 'Snake'.


Aunque seguro que me deje mil cosas, espero haber conseguido poneros nostálgicos. Luego pasamos a los 2000 y recuerdo una nochevieja de lo más mágica para recibirlo.


Este es mi pequeño homenaje a mi hermano, mi compañero de vida, mi compañero de locuras... Sergio, este domingo 23 de Julio cumples años y, además de mi regalazo que ya tienes desde hace un tiempito (el viaje a Londres), quería recordarte cómo viví la última década de los años 90 a tu lado... Demostrar lo maravillosa que fue mi infancia sobretodo porque tú estuviste a mi lado en todos y cada uno de estos momentos. Espero que dentro de 27 años pueda publicar otro regreso al pasado y que sigas estando a mi lado en miles de momentos más.


¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS SERGIO!!!


Te quiere, tu hermana Sara.

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